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http://www.psicologia-online.com/ESMUbeda/Libros/Suenos/suenos4b.htm
Por José Evaristo Luján Jiménez y Juan José Ruiz Sánchez
Introducción:
Plantea desde el inicio serias dificultades cualquier exposición relativa al enfoque terapéutico humanístico sobre los sueños. Ello es debido precisamente a que ni siquiera podemos establecer de modo bien delimitado cuales son, y cuales no son, las psicoterapias humanísticas. Por otra parte, cualquier exposición que pretenda presentar de forma sistematizada, académica, teorizada, el trabajo terapéutico de los sueños en estas modalidades de psicoterapia, puede acabar resultando un esfuerzo ilusorio. Estamos ante unas disciplinas que se resisten a presentar su saber como unitario, exhaustivo, ni siquiera transmisible al modo pretendido por los principios de comunicabilidad postulados por toda ciencia. Antes al contrario, hablamos de un saber que parece hecho precisamente del "material con que se fabrican los sueños", parafraseando al cinematográfico halcón maltés.
Efectivamente, en contadas ocasiones, y sólo cuando nos centramos en autores concretos o sobre temas específicos, podemos hablar de teorías o tecnologías humanísticas en psicoterapia: con unos principios y corolarios psicológicos definidos y con técnicas describibles y comunicables convencionalmente, y más allá de la transmisión iniciática que se genera por la formación y supervisión prácticas. Así por ejemplo, uno de los mejores expositores de la gestalterapia, Claudio Naranjo, califica este modelo como "un sistema construido más bien sobre el entendimiento intuitivo que sobre la teoría. /.../ La terapia gestáltica no ha surgido como la aplicación de un cuerpo de teoría, sino que más bien es un asunto de estar en el mundo de una cierta manera", es como si las técnicas de las terapias humanísticas partieran de las experiencias y de la creatividad de los terapeutas que ejercen ese 'estar en el mundo de una cierta manera', y a partir de ello, comenzaran cualquier construcción
teórica a posteriori, sobre el modelo psicoterapéutico ejercido.
Ante este panorama, y desde la necesidad de una exposición mínimamente sistematizada, podemos asumir en principio un acercamiento historicista al tema que permita obtener unas primeras pistas sobre las corrientes humanísticas. Desde aquí, es sabido que las principales líneas de esta modalidad de psicoterapia proceden de autores que se formaron inicialmente en el Psicoanálisis freudiano, mostrando una reacción contra sus principios mecanicistas, e insistiendo más en las vertientes interpersonales, fenomenológicas y existenciales de la persona. Sus autores pretendieron crear una "tercera fuerza" frente al imperialismo del Psicoanálisis y el Conductismo dentro de las instituciones que movían la Psicología. Sus objetivos terapéuticos también iban más allá de lo estrictamente clínico psicopatológico. Pretendían ayudar al hombre a integrar y desarrollar la totalidad de sus potencialidades en los diversos niveles que lo constituyen como ser humano. En este sentido, y en respuesta a los esfuerzos de las disciplinas precedentes en la Psicología por analizar y definir los diversos aspectos del hombre, la Psicología Humanística intentaba una labor de síntesis holística sobre el sujeto. Con estas premisas, los distintos autores e iniciadores de escuelas humanísticas harán una relectura del Psicoanálisis tanto en lo teorético como en la aplicación práctica del encuentro psicoterapéutico. Sin embargo, el paradigma paicoanalítico seguirá latente en sus nuevos enfoques. Por ejemplo, Berne hará con su Análisis Transaccional una traducción fenomenológica e interacccionista de los conceptos de la segunda tópica propuesta por S. Freud, quedando sus conceptos del Padre, Adulto y Niño como trasuntos del Superyo, Yo y Ello freudianos.
Del mismo modo, Perls retomará las nociones de defensas inconscientes y sus correlatos corporales asumiendo las ideas de Freud y su discípulo W. Reich. Desde este punto de vista, es comprensible advertir que no se aleja excesivamente del Psicoanálisis la forma de conceptualizar los sueños por parte de la Psicología Humanística, aunque sí ofrecerá un enfoque de trabajo bien diferenciado.
Otra de las fuentes primordiales de las psicologías humanísticas serán las filosofías orientales: El Tao, el Zen, etc. Ya lo hemos ilustrado con la narración que iniciaba este capítulo. El mismo Abraham Maslow, uno de los principales teorizadores de la Psicología Humanística, enfoca ésta como "una teoría taoista del conocimiento" frente a la teoría objetivista del conductismo.
A la hora de presentar el enfoque humanístico de trabajo con los sueños nos centraremos en los modelos que han abordado más directamente el tema y así lo han trabajado desde sus inicios históricos como paradigma psicoterapéutico. Nos referimos al Psicodrama de Moreno, la Terapia Gestalt de F. Perls, la Terapia Experiencial y de Focusing e E.Gendlin, y la Logoterapia de V. Frankl. Justificamos el orden de presentación de los modelos siguiendo criterios históricos y también de orden didáctico, por cuanto creemos que el tratamiento del enfoque psicodramático encuentra una adecuado preámbulo al del enfoque gestáltico, y éste a su vez del enfoque experiencial. Caso aparte constituirá, como veremos, el tratamiento de la logoterapia, paradigma terapéutico notablemente diferenciado de los anteriores en sus postulados y técnicas.
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