Realidad y representación. Los estereotipos son representaciones, incompletas o falsas, propias del sentido común. Tienden a resaltar un aspecto de lo real, una faceta de la totalidad compleja que es la realidad. Están instalados en los individuos a priori y condicionan la manera de ver al mundo. El concepto de estereotipo está en directa relación con la ideología de cada grupo social.
El sujeto es interpelado por la ideología, esto es la sujeción del sujeto como sujeto ideológico y se produce de tal forma que cada uno es llevado sin darse cuenta, y creyendo que ejerce su propia voluntad, a tomar su lugar en una determinada clase social. Las representaciones que tenemos del mundo están determinadas por dicha ideología y los estereotipos son parte de esas representaciones.
El estereotipo es un factor de tensión y de disenso en las relaciones intercomunitarias e interpersonales. Está basado sobre el prejuicio, es parcial, subjetivo y arbitrario. Juega un papel importante en la interrelación de los grupos sociales.
La existencia de estereotipo permite a los individuos de las diferentes comunidades identificarse con otros miembros, reconocer características que le "pertenecen", tener un referente para poder saber qué cosas, qué actitudes, qué creencias, qué valores debe practicar para poder formar parte de un grupo. Le permite situarse y definirse. El estereotipo interviene necesariamente en la construcción de la identidad social. Permite distinguir un "nosotros" de un "ellos" [1].
Según la época, las circunstancias históricas, políticas y sociales, los grupos van adquiriendo diferentes denominaciones. Dichas denominaciones no son puestas por ellos mismos, sino por el grupo "desigual". Reconocer a otro significa reconocerse diferente de ese otro: elemento básico para comenzar a construir una identidad propia. Es necesario denominar a quien se considera diferente porque en el proceso de autorreconocimiento aún no se tienen los elementos para autodenominarse. El reconocimiento por oposición es uno de los pasos para encontrar la propia identidad.
Pero la designación que se le hace al otro grupo está atravesada por la ideología y surge del estereotipo construido, por lo tanto, es una cristalización de un elemento. La estereotipia tiene como característica ser "grosera, brutal, rígida y basarse en una especie de esencialismo simplista en el que la generalización apunta a la vez a la extensión -con atribución de los mismos rasgos a todos los seres u objetos designables por una misma palabra- y a la comprensión -con la simplificación extrema de los rasgos expresables mediante palabras" [2].
Esta definición que realiza Maisonneuve es la que nos coloca claramente en la "lucha entre los diferentes", sin embargo el conjunto designado toma la estereotipación realizada por otro conjunto y se encarga de cumplir y llevar adelante cada una de las características asignadas.
Las distinciones se dan entre aquellos que pertenecen a diferentes clases sociales, culturales, etc. Cada uno se encargará de actuar, vestirse, tener objetos, vocablos, frases, posturas y música como marcas de pertenencia a uno u otro lado de las fronteras que ellos marcan y respetan.
[1] Amossy, A. Y Herschberg, P.: Estereotipos y clichés. Bs As, Eudeba, 2001. Pp 48 y 49.
[2] Op. Cit. P. 55
Extracto del artículo "Cumbia villera: ¿fenómeno popular?" por Catalina Sosa
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